El capo de los capos del psicoanálisis, Sigmund Freud decía que lo contrario del amor no era el odio sino la indiferencia, y el Sr. Freud tenía muchisima razón.
El amor y el odio son dos caras de una misma moneda, en cambio la indiferencia, es fría como el hielo.
No es ningun tonto pity cuando canta "para odiar hay que querer" y cuando tenemos una pelea con alguien nos suelen aconsejar “matalo con la indiferencia”.
Claro está que no es que deseemos ser odiados, pero la indiferencia en algún lugar recóndito de nuestro corazón (o en la superficie, ¿por qué no?) duele más que el odio.
En "los tiempos virtuales" que vivimos esperamos que nos lleven el apunte en el messenger o que nos escriban aunque sea dos palabras por mail, o el celular se convierte de pronto en una prolongación de nuestro cuerpo esperando un mensaje de texto.
Cuando odiamos a alguien, es porque estamos todavía pendientes de esa persona, porque hay algo que nos llama la atención de sus actitudes, porque genera una pasión en nosotros, una pasión desenfrenada, en cambio la indiferencia roza el desamor.
A mi modo de ver hay dos tipos de indiferencia, la verdadera y la fingida.
La primera es fría es cuando notamos que al otro no le importa nada, cuando ante una sonrisa nos mira con desgano. Es la que ante la espera desesperamos, es la que preferimos el odio más fuerte a ese irreprochable sentimiento que es la indiferencia, no queremos que nos dejen afuera.
La fingida es sólo una artimaña, aunque a veces parece muy verdadera. Una ficha bien jugada desde mi punto de vista, es la mejor forma de hacer reaccionar al otro sin necesidad de hablar o decir lo que molesto (que es lo q a mi mas me cuesta).
Nose por que pienso lo siguiente: SI TE MANDAS UNA CAGADA TE TENES Q DAR CUENTA, OSEA NO VENGAS PREGUNTANDO POOORR QUEEEE?? CON CARA DE PERRO MOJADO POR QUE NO VA AMIGO!
Se que esta mal y que lo mas logico no es eso, pero es lo q pienso y me cuesta mucho decir: Me molesta tal o cual cosa!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario